La selección sub 17 de futbol rumbo a Quito, un médico gordito un asistente flaco y un montón de gente esperando avión me “acompañan” a mirar los aviones aterrizar en esta ciudad de contradicciones que cada vez más me cuesta dejar.
Bajo este cielo nublado cada vez hay más razones para no irme, confesaré que en lo Quitófilo que soy el “Manso” me parece una ciudad encantadora, enigmática, a veces incomprensible y por su puesto retadora, desafiante, si a eso le agregas gente buena, interesante con harta buena vibra no habría razón para dejar de volver.
En esta ocasión vuelvo a casa con harto aprendizaje, el décimo campeonato de LIGA, ese saborcito a club verde helada, una noche con sabor a limonada y más de un tema que suena in ma head, round and round like a record.
Hay una chica mirando a la pista que me recuerda a Neruda y sus versos, ¿será que se trata de un caso más de amor de los marineros que besan y se van? Y yo me voy con ese sentimiento de nostalgia extraña propia de esos encuentros fugaces y hermosos, de aquellas sobre esos lugares con olor a mar, de historias de los puertos que se llegan a añorar, llaman a abordar por la puerta dos.
À bientôt GYE
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