Once upon a time un pequeño laboratorio de magia

Pocos días han pasado desde la despedida y Martín todavía recuerda el día
en que se perdió en esos ojos con maquillaje azul, era una de esas noches
en las cuales todo conspira para que la magia suceda y hasta el dj del universo
hizo lo suyo, la noche, la música, los tragos, dieron pie a una historia linda.

Sofía llegó en su vida y le llenó de sonrisas y le compartió magia, mucha magia,
ella tenía un pequeño y particular laboratorio de magia, hasta tenía un gato con
nombre de gente Timoteo pero le decía Tim, con quien Martín llegó a hacer buenas
migas.

El laboratorio tenía unas paredes con ladrillos, poemas y escarcha de colores, un
librero grande con textos de diferentes lenguas, de diferentes colores y tamaños,
en una esquina un hada observaba todo lo que ahí dentro sucedía, una torre musical
ocupaba otro extremo de aquel lugar, donde Martín pasaría muchas noches, tardes y
algunos días.

Era increible como en aquel lugar, desaparecía el mundo exterior, los problemas,
el stress y solo quedaban ambos y los experimentos mágicos, a Martín le costaba,
en un principio, entender los hechizos y preparar las pócimas, luego con el tiempo
adquirió mayor destreza en la utilería, los tiempos y hechizos.

Fueron felices ambos a pesar de las nubes que los cercaban apenas salían del laboratorio y que luego serían las que llevarían a Martín a alejarse, era una pena que no se pudiese vivir de la magia,afuera había todo un mundo de racionalidad, necesidades innecesarias y fatuas, dinero, obligaciones, responsabilidades y el tiempo se agotaba, las fuerzas se iban y cada vez se tornaba más complicado volver.

Un día tomaron la decisión de separarse desde una lógica racional, sabiendo que
extrañarían el verse, el compartir las pequeñas lluvias personalizadas, las lunáticas
noches en los tejados, las golosinas mágicas con crema, los susurros, los suspiros
y hallarse tranquilos en los brazos del otro.

Hoy Martín extraña a Sofía y espera al momento en el cual pueda al menos saber
que ella recuperó la sonrisa y vuelva a dedicarse a la magia, mientras el sigue en pos
de caminar por su camino y lograr sus sueños, en un marcado mundo racional y sonríe
cada vez que suena algún tema, prueba un sabor o algo le recuerda a la hermosa Sofía, de quien lleva el mejor de los recuerdos en los grabados de viajes, bailes, los lilas, los bolsos
los lentes y una hermosa banda sonora.

De esos abuelos que ganaban batallas

Nunca tuve abuelo por parte de mamá,

su padre había fallecido cuando ella tenía 9 años,
curiosa coincidencia que yo nazca 85 años después que él,
compartimos cumpleaños.

Por parte de papá siempre he tenido a mi abuelo
a quien quiero mucho, pero sentía ese vacío de abuelo materno,
vacío que se llenó como hace 10 años cuando conocí a mi tío abuelo,
que casualmente estaba buscando algo parecido a un nieto,
tras aprovechar la riqueza de su padre y prepararse hasta en el exterior
sus hijos lo abandonaron con su herpes, enfermedad maldita,
que le tiene postrado, en un cuchitril hacinado en el centro de la ciudad.
En aquel lugar que parece pertenecer a otro tiempo,
vive, más bien sobrevive, entre otras cosas gracias a la
solidaridad de los vecinos, la gente pobre es la más solidaria,
gracias a él volví a jugar al ajedrez y escuché grandes historias
sobre el tesoro de Rumiñahui, sobre el aeropuerto de Macas
cuya construcción inició él cuando fue gobernador,
allá entonces en algún Velasquismo, muy a pesar de los curas
porque los evangelistas fueron los de la plata.

Hoy me inspiró de más ternura, ya está perdiendo el sentido
de las cosas, aunque recuerda mucho de mi vida,
hasta me preguntó por novia y todo, pero la lucidez
le está abandonando, historias que repite sin darse cuenta,
mientras sonríe al verme y no creer que el tiempo ha pasado,
también nota que me he engordado, es jodido darse cuenta
que a uno lo extrañan y uno no se ha dado tiempo
para irlo a ver en dos o más años.

El tiempo le ha golpeado feo y sin embargo lo encontré
rezando, tal vez pidiendo perdón por las culpas cometidas
y que le llevaron a perderlo todo, en algún momento y
terminar solo, me dolió tanto verlo así,
pude contener las lágrimas mientras estuve con él,
al llegar al auto estallé y me acordé de la partida de mi abue,
no estoy bien, necesito un abrazo.

Todos tenemos abuelos que ganaban batallas,
o eran gobernadores y siempre tienen historias que contar,
qué tan poco los aprovechamos, en estos tiempos donde
cada vez estamos "más ocupados".

Tengo una mezcla de sensaciones, ternura, tristeza, frustración,
lo que salvó el día fue el brillo en los ojos y la sonrisa en la cara
del anciano cuasi centenario.