Los textos que debo

Como dije la otra vez tengo un problema literario muy serio, cuando tengo las mejores ideas o el feeling o pasan cosas raras o geniales, ando sin papel y sin compu a la mano, más claro no he podido plasmar lo que siento en los momentos precisos, eso hace q no fluya tanto la emoción como debería y es que recuerdo mis textos fúricos medio misóginos de los momentos de mis contrariedades amorosas y eran buenazos, en lo morelios que son, precisamente porque eran del desahogo, con el desencanto a flor de piel, los de mi viaje espiritual a freír papas en la yoni también son otro cantar, esto de ahurita esta hasta saliendo medio chévere porque estoy escribiendo en el momento lo que pienso y siento. Pregunta ¿solo ahurita escribo lo que siento y pienso? O sea ustedes me entienden, ojalá me entiendan y capten mi frecuencia de transmisión. Bueno y si no entienden ya que, total me están leyendo.

Bueno volviendo a lo que quería escribir o decir o expresar o lo que quiera que eso signifique, hay tres cosas que se han obrado este último tiempo en mi vida y que me han marcado y bueno dan el nombre a este texto que se viene a continuación y si cabe puede ser el bonus track para mi mix anterior de textos.

Del capitán, la suicida y el perro.

Esto iba a ser un cuento pero me falto la creatividad para conectar a estos tres personajes en una historia algo coherente que me permita ligar las emociones, sin faltar a la verdad ni al feeling. Así que de entrada mil perdones.

Esto de ser capi del equipo de rugby me chocó y full, un reto bien grande y bravo. Asumir con responsabilidad y meterle ganas, te compromete a muchas cosas y te ayuda a ser más fuerte, antes del nombramiento ya sabía que lo quería mucho al rugby y en verdad no hay razón para jugarlo “porque al rugby se juega con el corazón”, la gente ha acolitado full en el equipo los panas están jalando pal mismo lado y estamos avanzando, no sé hasta cuando esté en esta labor pero le meto full ganas y me motiva mucho.

La suicida, la chica más dulce que encontrado en medios virtuales, con líos graves, o tal vez vasos de agua que se le hicieron tormentas insostenibles, me devolvió la sensibilidad y el sentir de ayudar al resto, sin esperar nada a cambio. Me alegra mucho formar parte de su vida y ayudarle a sortear adversidades, ella sin saberlo me ha ayudado a ser más grato con lo que tengo y valorarlo y valorarme. Me deslumbra esto de las coincidencias hasta virtuales y de los encuentros fortuitos que se convierten en mecanismos de intervención y ayuda. Este vueltear por caminos insospechados sin saber hasta dónde te puede llevar el siguiente click, el siguiente paso, el siguiente bus. Me siento bien ayudando a la distancia, mientras esté a mi alcance ni un intento más por volarse de un tajo las venas. Que vivan los detalles, los cafés, las conversaciones en los patios jardines, plazas parques, calles con los panas, con los hermanos, con la familia.

El perro es un personaje que empiezo a conocer, sobre todo a liberar a darle espacio y un poco de aire, lo descubrí tras el reencuentro con labios no besados por mí en casi cuatro años, en ese botar el cuerpo en el momento preciso, en ese disparar en el momento exacto, en ese baile de miradas cómplices como de quien no quiere la cosa y más que nada en ese ya no matarme si te vas, en ese no buscar sino empezar en encontrar, en ese no me desmoronarse como antes, en ese flow tranquilo y sereno, en esa onda light que me permite ser feliz con o sin, en ese de todas y ninguna, en ese ser agente libre y no ceder los derechos deportivos, aunque nunca me imagine en una situación tal estoy muy feliz.