La pasión no se termina se lleva toda la vida

Fría tarde de fútbol en la capital Liga tras el milagro, revertir una diferencia de 4 a 0, complicadísimo.

Llegamos con caramelito empezado el partido y fuimos a la barra de Liga obviamente, esta vez había que empujar desde las gradas y buscamos un puesto no tan cerca del núcleo de la barra pero igual a dejarlo todo y cantarle una vez más a Liga con todo el corazón y el alma.

Y el partido trabado jodido y cuando Liga era una tromba, una contra maldita de Boca terminó en penal y gol, ahí si ya estaba liquidada la serie teníamos que hacer 6 goles y estaba carísimo, sin embargo no desfalleció la hinchada y el arbitraje en contra, ahí fue cuando dejé de molestarme y estresarme y recordé lo que significa Liga y lo que significa irle a ver y todo lo que me ha dado, las alegrías, los triunfos y las derrotas y con más gana a dejar el corazón.

Llegó el medio tiempo y caramelito que fue a ver el ambiente arriba y regresó y bromas y la complicidad que hace siempre grata su compañía su buena onda y su carameleidad tan propia de ella. Y un jueguito con pedacito de rollo que iba a lanzar y no lo lanzó pues me lo metió dentro de la camiseta y me prohibió sacarlo y me lo puse en el pecho a la altura del corazón y de la gloriosa U. Caramelito me dijo que ese era el rollito del gol.

Segundo tiempo y más aguante y entrega y no llegaba el gol hasta que por fin se dio el golecito de la U, el del honor y luego del Yo te daré… un Gracias a caramelito disque por el gol cuando era un GRACIAS eterno por todo, lo de este año, el acolite, el estar, el ser ella misma. Y seguir cantándole a Liga con el corazón y dejarlo todo hasta el final y nos fuimos de la Sudamericana. Y si marchamos ya qué, “… pasan los años pasan los jugadores pero lo que no pasa es que Liga es mi pasión…”

Volveremos con más fuerza los domingos y miércoles hasta que finalice el año y porque no decirlo la existencia, la Liga tiene un lugar especial en mi vida.

Volveré siempre que pueda, a la casa de Ponciano, donde por 90 minutos se desvanece el resto del mundo y solo hay un sentimiento una pasión y rueda una pelota disputada por el equipo de mis amores y los once de en frente.