El caballero de l'escence paso la noche del Viernes en vela esperando la batalla del dia siguiente
colocó las armas y la armadura en un rincón, era la víspera al retorno a los campos de batalla,
de los cuales se había ausentado por rezagos de heridas anteriores,
y había solo podido observar como su ejército era destrozado por tropas enemigas
pero la vida da revanchas y la hora de volver había llegado.
Tomó lo que necesitaba y partió al encuentro con sus tropas en el lugar acordado con anterioridad, era necesario defender el territorio con lo que fuera si era posible hasta con los dientes, su ejército presentaba una baja importante, el caballero del leopardo ya no estaba, debió migrar hacia otros rumbos, quien conduciría al ejército era incierto, sin embargo el estratega intento armar como mejor pudo el ataque y la defensa, el caballero de l'escence se puso su armadura predispuesto a acatar las indicaciones del estratega.
El otro ejercito se planto al frente, la hora elegida fue el medio día
el sol brillaba con fuerza y golpeaba con sus rayos el verde pasto
y los gritos de guerra que se entonaban previos al combate.
El caballero de l'escence en los breves instantes previos al toque de las señales del inicio de la batalla reflexionaba sobre las razones para combatir, pues a su familia no le agradaba mucho la idea, esta vez la lucha no sería en nombre de su señor, hace tiempo que no se debía a ninguna casa real, tampoco sería por una dama, aunque llevaba en mente el recuerdo de una reciente aparición, esta vez batallaría por el mismo, se lo debía, una vez más necesitaba probarse de que el espíritu de lucha, la pasión, la convicción y la fuerza no se habían perdido y más que nada sus amigos lo necesitaban, en el pasado la noche se cernió sobre su ejército en combates en los que podía haber participado, esta ocasión la responsabilidad era ineludible, tenía que hacerlo por el mismo y por la lealtad a sus tropas, a sus compañeros que lo animaron en los duros momentos.
Era necesaria la presencia de su fuerza destructora, sobretodo en vista de que varios caballeros debieron viajar a la comarca marina, entre ellos se encontraban su hermano el caballero de la velocidad y su gran consejero el mago trovador, todos ellos peregrinaron con el fin de cumplir con un acto de fe irrepetible, participar de este ritual que trataba de una invocación a los dioses musicales a través de unos trovadores del sur del continente que volvían después de una década de ausencia y tal vez no volverían mas.
Volviendo al terreno de la batalla la señal de que ya debía empezar el combate se dio y el primer choque entre los ejércitos fue brutal, golpes iban y venían, el sol que seguía con su imponente presencia provocando desgaste en los cuerpos de los combatientes, cuerpos que caen y se levantan, músculos que encuentran fuerzas para levantar por el aire a otros cuerpos, para superar atroces embestidas del contrario, a momentos la intensidad del combate bajaba, pero este no termino hasta el momento en que todo se decidió con un golpe fatal que recibieron las nobles tropas del caballero de l'escence y su armada de la esperanza, pues el terreno ya no era más defendible y se debió acudir a la tregua.
El balance a pesar de la derrota masiva fue positivo, pues se dejo todo en el campo y se lucho palmo a palmo con fiereza y se asestaron golpes impensados al enemigo, y nuestro caballero y sus amigos aseguran que la próxima vez, porque habrá una próxima vez los que muerdan el polvo de la derrota serán sus contrarios.
de la gran Batalla
jueves, noviembre 01, 2007 | Publicado por El Sebas en 11:04 a. m.
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