Algo que empezó como para un buen "peor para el sol" de Sabina se está convirtiendo en una nueva y hermosa complicidad, como me leía ella el otro día a Cortazar , resulta que "andabamos sin buscarnos pero sabiendo que andabamos para encontrarnos" y acá estamos ella tan bruja y yo tan, digamos que caballero no sería el mejor término.
Acabo de pasar unas fiestas diferentes aunque Carmen Sandiego se dejó encontrar no hubiese escatimado esfuerzos por perseguirla hasta llegar a sus labios en esos días en los que Quito se convirtió en una ciudad llena de música popular y fiesta.
Agua y aire son nuestros elementos, entre ríos y vientos llegamos a aquel cruce de caminos, donde uno se convierte en ese Sancho con actitud de Quijote y ella en esa Armanda que te tiende la invitación al teatro solo para locos blandiendo sus pestañas.
Un avión, algunas canciones, un monton de libros y un I wanna hold your hand son lo que necesitamos.
Estoy bien, feliz y despegando
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