De esos abuelos que ganaban batallas

Nunca tuve abuelo por parte de mamá,

su padre había fallecido cuando ella tenía 9 años,
curiosa coincidencia que yo nazca 85 años después que él,
compartimos cumpleaños.

Por parte de papá siempre he tenido a mi abuelo
a quien quiero mucho, pero sentía ese vacío de abuelo materno,
vacío que se llenó como hace 10 años cuando conocí a mi tío abuelo,
que casualmente estaba buscando algo parecido a un nieto,
tras aprovechar la riqueza de su padre y prepararse hasta en el exterior
sus hijos lo abandonaron con su herpes, enfermedad maldita,
que le tiene postrado, en un cuchitril hacinado en el centro de la ciudad.
En aquel lugar que parece pertenecer a otro tiempo,
vive, más bien sobrevive, entre otras cosas gracias a la
solidaridad de los vecinos, la gente pobre es la más solidaria,
gracias a él volví a jugar al ajedrez y escuché grandes historias
sobre el tesoro de Rumiñahui, sobre el aeropuerto de Macas
cuya construcción inició él cuando fue gobernador,
allá entonces en algún Velasquismo, muy a pesar de los curas
porque los evangelistas fueron los de la plata.

Hoy me inspiró de más ternura, ya está perdiendo el sentido
de las cosas, aunque recuerda mucho de mi vida,
hasta me preguntó por novia y todo, pero la lucidez
le está abandonando, historias que repite sin darse cuenta,
mientras sonríe al verme y no creer que el tiempo ha pasado,
también nota que me he engordado, es jodido darse cuenta
que a uno lo extrañan y uno no se ha dado tiempo
para irlo a ver en dos o más años.

El tiempo le ha golpeado feo y sin embargo lo encontré
rezando, tal vez pidiendo perdón por las culpas cometidas
y que le llevaron a perderlo todo, en algún momento y
terminar solo, me dolió tanto verlo así,
pude contener las lágrimas mientras estuve con él,
al llegar al auto estallé y me acordé de la partida de mi abue,
no estoy bien, necesito un abrazo.

Todos tenemos abuelos que ganaban batallas,
o eran gobernadores y siempre tienen historias que contar,
qué tan poco los aprovechamos, en estos tiempos donde
cada vez estamos "más ocupados".

Tengo una mezcla de sensaciones, ternura, tristeza, frustración,
lo que salvó el día fue el brillo en los ojos y la sonrisa en la cara
del anciano cuasi centenario.




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