Apología de un secuestro

En mi defensa diré que no fue mi idea, si bien me costaba dejarla ir y me negaba a mirar el reloj por temor de que la hora de despedirnos se acercase…

No Sr. Juez la idea no fue mía, aún cuando me encanta perderme en su mirada y estrecharla entre mis brazos, que no Sr. Juez…

Ya sé, ya sé que yo mismo estoy diciendo que me cuesta dejarla, pero no fue mi idea, que sí, la pasé bien lo admito y lo volvería hacer, pero el autor intelectual del secuestro no fui yo…

Que si pude haberme negado?... Sr. Juez, soy sólo un hombre, cree que es fácil resistirse a esos ojos y sus besos? Aaaaaay Diosito! no tiene idea de la calidad de sus besos y si viera lo bien que se ve en mis brazos, es tan linda sabe? Y hablando de sabores, qué bien sabe, más aún si se le agrega crema y chocolate…

Que le dije al taxista que diera vuelta y emprenda rumbo norte, sí, el trabajo no me importó, par paradas técnicas para tomar los implementos de tortura, crema y chocolate, no necesitaba más…

Debo admitir que el torturador a momentos fue torturado a besos y caricias, nos perdimos en mares de besos y caricias y hasta en nuestro propio y personal aguacero…

Que si la maté a besos y a abrazos, eso deberá demostrarlo usted o el fiscal, yo creo que se llenó de alegría y placer…

Si viera lo linda que se veía con su cabello desordenado sonriéndome con esos ojos que agradecían y yo que me quedaba debiendo ante tanta hermosura…

Que me cuelguen si desea Sr. Juez por último, aún cuando haya sido por su propia voluntad, acepto la condena de quererla hasta el extremo de secuestrarla y torturarla con crema y chocolate…

De hecho debo admitir que no me hubiese importado comerla con su sorbete de mandarina, si hasta combinaba con el vestido que llevaba, ella tan linda y supongo que el probar el dulzor de sus labios con ese saborcito de la mandarina y fría mejor todavía…

Repito Sr. Juez que me cuelguen si quieren… Acepto el agravante de quererla tanto como para secuestrarla y luego torturarla con crema y chocolate y matarla a besos…

Eso sí, un último argumento en mi defensa… La culpable de todos los antecedentes acontecidos es ella…

1 lo que dixe la gente:

Anónimo dijo...

No somos culpables de que nos engañen y nos atrapen con su cabello alborotado y sus besos apasionados.

Bacán la entrada.
Saludos