Del clásico

Amanece Domingo y pinta un buen sol la mañana para una linda jornada de futbol, ya me hago a la idea de que no vamos a ir juntos a la cancha porque no has llamado ni dicho nada. De repente me llamas a decir que vas a pedir permiso y que te ahuevas a hablar con la autoridad, luego me confirmas lo que ya sabía, iba a ir al clásico by myself. Te escucho rara y bueno me voy.

Nunca he tenido problema en ir solo a ver a Liga, pero me apena el ver que no pudimos ir al futbol pero ya que, ya nada. Llego al estadio con tiempo y me apresto a alentar a la U con todo como siempre y me llega tu declaratoria de guerra y me sonrío porque hace rato que no peleo con los panas de la academia, te digo que el futbol es fiesta y no guerra. Varios mensajes en el partido y sale un partido feo pero reñido y acaba el primer tiempo en empate.

Empieza la guerra de barras y los gases y represión de la policial, desde el principio hubo predisposición a incitar la violencia desde la organización, me escribes preguntando por cómo estoy, que estás preocupada me dices, mientras ayudo a quemar papeles para librar de los gases a los noveleros que corren despavoridos por el gas.

Segundo tiempo, disputado el partido y varios goles, desafortunadamente se perdió, un penal y un córner y bueee ya que ya nada. Así es el futbol, iniciar el retorno a casa y amenaza de lluvia. Te escribo para felicitarte por la victoria y lo tomas muy bien. ¿Y ahora? Si diluvia ya no te vería ni a bala. Y llueve a cántaros en la ciudad desde la ventana del bus veo las calles empaparse y evito las radios deportivas en bumblebee y llego al barrio y allí empieza a llover recién y caen inmensas gotas que me empiezan a mojar la gloriosa camiseta blanca, el jean y los zapatos, mientras pienso que tengo full ganas de verte mi caramelito azul grana.

Llego a casa y te llamo y quedamos en hablar más lueguito ya que diluvió y almuerzo y me baño y te llamo y tu papá que te grita que contestes y me dice que estas dormida. Me pongo a ver Paris je t’aime aprovechando el clima de lluvia y entro en modo melancólico romántico y te escribo diciéndote que me muero por abrazarte y no contestas, se supone que duermes.

Me quedo dormido y luego me llamas para que te llame y peleamos por una tontera y empiezo a confirmar las sospechas de que cada vez empiezas a poner muros entre los dos, al final hablamos de tus deberes y tiempos que no hablamos de los dos y bueno debes colgar y bye.

Pasan las horas pensando en ti y el internet está hasta falluco, hablamos para conectarnos y chatear y sale una conversación relativamente linda, leo entre líneas y ya has marcado la distancia, no más “señor jugador de rugby”, no más “pequeño”, ni siquiera “guardameta”, solo hubo un “mi rey” en toda la conversación y al final me dices que tus galanes no te dejan ir, me dices que te pareció hermoso mi texto de la previa y que me quieres full y te desconectas.
Quedamos en que me avises cuando vayas a dormir y luego llega el mensaje con un texto no tan inesperado luego de tu comportamiento último, me pides que sea tu amigo y que fijemos límites y te digo luego de pensar un poco que es lo adecuado porque la verdad no quiero que sigamos jugando a ver qué pasa mientras tú sigues con él y yo no sé qué mismo a ratos parece que fuera el número 1 en tu corazón y de repente soy el 2.

Mal domingo perdió Liga y ahora si me afecta que haya perdido, porque también siento que perdí tu corazón. Y me siento blue como el color de este texto.

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