Del cómo llegue hasta donde estoy

Muchas son las cosas que hacen que la vida valga la pena, una de mis favoritas está constituida por las coincidencias. De repente en la vida de uno aparecen personas que sin saberlo, a veces sin siquiera pretenderlo, cambian nuestra vida, personas que se convierten en interesantes en un abrir y cerrar de ojos, mujeres que te alegran la noche y te transportan a realidades paralelas tan solo con dirigirte un par de palabras, ni te das cuenta y te olvidaste del planeta en los pocos instantes que dura la conversación, ni el ruido del lugar puede sacarte de ese trance, a pesar de que la comunicación se torna difícil, conforme los beats de la música suenan.
Luego sin saber ni como, ni porque, te das cuenta que tu mundo se interseca en ciertos puntos con el suyo, te topas sin haber hecho planes. Es entonces cuando el corazón late y se despierta la curiosidad de potenciales futuros y el alma se transporta en sueños a realidades ficticias, mera fantasía, de la misma manera aparece el anhelo de que dichas ficciones se conviertan en realidades y es precisamente allí donde me encuentro.

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